Hogar

¿A qué se deben los “chispazos” cuando tocamos algo?

Nuestra cama también suele tener tejidos potencialmente electrostáticos

¿Te has preguntado alguna vez por qué tocas un objeto o una persona y saltan chispas? ¿Puede afectar esto a la salud? La electroestática es un tema poco conocido pero igualmente importante, si queremos hacer que nuestra casa sea un espacio más saludable.

Alrededor del año 600 a. C., el filósofo griego Tales de Mileto descubrió que si frotaba un trozo de la resina vegetal fósil llamada ámbar, en griego élektron, este cuerpo adquiría la propiedad de atraer pequeños objetos.

La electricidad estática es un fenómeno que se debe a la acumulación de cargas eléctricas en un objeto, que puede dar lugar a una descarga eléctrica cuando ciertos materiales se frotan uno contra el otro, como por ejemplo, lana contra plástico o las suelas de zapatos contra la alfombra.

En estos casos el proceso de frotamiento causa que se retiren los electrones de la superficie de un material y se reubiquen en la superficie del otro material que ofrece niveles energéticos más favorables. Por tanto, la medición de los campos electrostáticos es un aspecto fundamental cuando realizamos un estudio geoambiental, con el fin de convertir nuestro hogar en un espacio más saludable.


Principales fuentes generadoras de electroestática en el hogar

Las viviendas actuales suelen incorporar multitud de acabados sintéticos, ya sea en los pavimentos (tarimas flotantes, moquetas, alfombras, etc.), en las paredes (pinturas plásticas, papeles pintados, cortinas confeccionadas con tejidos sintéticos, entre otros), así como gran parte del mobiliario (tapicerías, lacados sintéticos, superficies de melamina, etc.).

Nuestra cama también, a menudo, suele incorporar diversos tejidos potencialmente electrostáticos. Es habitual medir cientos o incluso miles de Voltios de tensión en la superficie de camas vestidas con tejidos sintéticos, siendo recomendable no superar los 100 Voltios y considerando 2.000 Voltios como valor extremo a nivel biológico.

Soluciones sencillas y eficaces

La solución para evitar dormir con semejantes tensiones, es recurrir a la ropa de cama confeccionada con tejidos naturales, tales como el algodón, la seda o el lino. Como ya hemos citado anteriormente, las tan habituales tarimas flotantes, ampliamente instaladas por su bajo coste, pueden ser una fuente importante de electrostática en nuestro hogar.

Al caminar sobre la misma, podemos estar generando intensas cargas electrostáticas debido a la fricción de nuestro calzado contra dicho pavimento. Es importante puntualizar que no todas las tarimas son generadoras de electrostática, ya que las hay tratadas contra la generación de este tipo de cargas eléctricas. Aunque siempre serán mejores elecciones los pavimentos de origen pétreo, tales como el mármol, el barro cocido o el terrazo.

Las cortinas y estores confeccionados con tejidos sintéticos, además de generar electrostática, vician el aire del interior de nuestro hogar, ya que cuando ventilamos y el aire traspasa dichos tejidos, se produce una pérdida de iones negativos (positivos para la salud) aumentando exponencialmente los iones positivos (negativos para la salud) en el interior de nuestro hogar.

No hay que olvidar que nuestra propia ropa nos puede inducir cargas electrostáticas corporales, por ello, es muy importante leer la composición de los tejidos referenciada en las etiquetas, antes de decantarnos por la elección de una u otra prenda. Evitaremos comprar tejidos elaborados con poliéster, poliamida, nylon, acrílico, elastano o polipropileno.

La refrigeración así como la calefacción de espacios interiores a través de sistemas de convección y recirculación de aire incrementa de igual modo las cargas electrostáticas, así como el nivel de iones positivos en el interior de las viviendas.

Decorar con plantas de interior y disponer de fuentes con agua en movimiento ayudan a reducir dichas cargas electrostáticas, al tiempo que incrementan la cantidad de iones negativos en nuestros espacios interiores. En caso de ser necesario, también son aconsejables los humidificadores para ayudarnos a mantener una humedad relativa de entre el 40 y el 60%.

No hay que olvidar la gran importancia de la ventilación diaria, recomendándose un mínimo de 20 a 30 minutos diarios para renovar el aire interior de nuestro hogar. 

Con los pies en la tierra

Es de vital importancia conectarnos a tierra. El ser humano de hoy es el único ser vivo de la Tierra que ha decidido (o se le ha impuesto) aislarse de la misma, a través de suelas de goma y/o de pavimentos sintéticos.
Todos conocemos el bienestar que proporciona un paseo por la orilla de la playa o sobre césped húmedo, con los pies descalzos.

A través de dicha conexión a tierra, nuestro cuerpo se iguala al potencial eléctrico de la tierra, descargándonos de posibles cargas eléctricas acumuladas durante el día y recargándonos de electrones libres con un alto poder antioxidante.

Es el estado permanente del resto de seres vivos de nuestro planeta, el estado con el cual hemos evolucionado a través de miles de millones de años hasta hace tan sólo unas cuantas décadas…

Lo cierto es que cada vez más personas deciden “reconectarse” con la tierra, afirmando una reducción significativa del estrés, del nerviosismo, de la irritabilidad, etc.  Entre la superficie de la Tierra y la ionosfera existe una tensión, o diferencia de potencial de entre 250.000 y 500.000 Voltios.

50.000 tormentas diarias, con una media de 37 rayos por segundo regulan dicha diferencia de potencial. Por tanto, hemos de ser conscientes de que nuestra atmosfera cuenta, en un día calmado, con una carga eléctrica natural que ronda los 200 Voltios/metro.

Esto equivale a que una persona con una estatura de 1.75 metros, soporta (al utilizar un calzado convencional con suelas aislantes de goma) unos 380 Voltios a nivel de su cabeza. Tensión que puede ser reducida a 0 Voltios si se descalza.

Evidentemente, durante nuestra vida cotidiana no siempre podemos estar descalzos, por ello, es interesante saber que existen alternativas al calzado aislante convencional, tales como los zapatos con suelas de cuero, las típicas espardeñas con suelas de cáñamo o el calzado con el logo ESD (disipador de la electrostática).

Jose Antonio Alonso

Técnico en Biohabitabilidad, especialista en Mediciones Electromagnéticas y Hogar saludable.

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